Un nuevo estudio científico confirma que el cannabidiol (CBD) puede ser una opción terapéutica importante para quienes viven con epilepsia resistente, una condición que no responde a los tratamientos convencionales y que afecta a alrededor del 20% de las personas con epilepsia.
El CBD, un compuesto natural del cannabis que no produce efectos psicoactivos, ha despertado gran interés en la comunidad médica por sus posibles beneficios en la salud, especialmente en síndromes epilépticos severos.
La investigación, realizada por la Universidad Tiradentes y la Universidad de São Paulo, analizó seis ensayos clínicos en pacientes con síndromes como Lennox-Gastaut, Dravet y esclerosis tuberosa. Los resultados fueron alentadores: los pacientes que recibieron CBD lograron una reducción de más del 40% en la frecuencia de sus crisis, con una tasa de respuesta un 127% mayor frente al grupo que recibió placebo.
Los estudios también indicaron que dosis más altas de CBD (20 mg/kg al día) obtenían mejores resultados, aunque con un mayor riesgo de efectos secundarios, como somnolencia, diarrea y alteraciones hepáticas. Por eso, los especialistas recomiendan que el uso de CBD siempre sea supervisado por un médico.
No todas las personas respondieron igual: mientras algunas tuvieron una disminución casi total de las crisis, otras mostraron beneficios más leves, lo que subraya la necesidad de investigaciones adicionales para identificar quiénes se benefician más.
Con evidencia cada vez más sólida, el cannabidiol se posiciona como una alternativa terapéutica prometedora para la epilepsia resistente. Sin embargo, aún existen desafíos relacionados con la regulación, acceso y costos, que varían según cada país.